El versículo (2, 25), aunque por sí mismo, sin contexto, es suficiente para demostrar la incapacidad del creyente, inexperto en crítica y entendimiento bíblico, para entender qué clase de "Dios" le están vendiendo, conduce a una mayor visión global cuando se le añade ese contexto, que es lo lícito cuando se desea dar a conocer una verdad.
Mal el versículo sin su contexto, y peor el contexto entero.
Joel 2, 25: para el creyente/lector perspicaz y con mente crítica (difícil), en efecto, debería ser suficiente para entender que "la Bondad Infinita", su "Dios", dicen, fue quien les envió plagas: él les envió el mal, la destrucción, la muerte, no un tal Satanás. Un buen ejemplo del "Dios de amor y paz". Pero el entendimiento está cerrado para la mente del creyente, aunque la evidencia se le ponga delante.
Joel 2, 26-27: el contexto, escondido por EDF: "Comeréis en abundancia hasta hartaros, y alabaréis el nombre de Yahvé vuestro Dios, que hizo maravillas con vosotros. (¡Mi pueblo no volverá a ser avergonzado!)".
El Dios del amor promete recompensar a su pueblo (¡el israelita!) del mal que le hizo, para después mentirle: fue avergonzado en multitud de ocasiones más.
Algunos eruditos cristianos ven aquí a «la promesa de la duración eterna de la Iglesia de Jesucristo», en un alarde de visión partidista que no se sostiene en nada, en un alarde de inventarse cuanto sea necesario para sostener su creencia. Pero Yahvé se refiere en todo el contexto a su pueblo, Israel. Véase el v. siguiente: "Y sabréis que yo estoy en medio de Israel ¡que yo soy Yahvé, vuestro Dios, y no hay otro! ¡Y mi pueblo no volverá a ser avergonzado!": Jl 2, 27.
Yahvé, en medio de Israel... de Israel.
Yahvé es su Dios, el de los israelitas: no se dirige a nadie más.
Y no hay otro: unicidad de Yahvé, imposible de conciliar con el Dios trino de la mayoría cristiana. Dt 6, 4.
MiltonAsh, en defensa de la verdad